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Un viernes por la noche en julio de 2022, Jose Carlos Zamora estaba en casa en Miami hablando por teléfono con su padre, un periodista reconocido de investigación y editor viviendo en La Ciudad de Guatemala.
Jose Carlos quería asegurarse de que su esposa e hijos estuvieran cómodos en la casa de sus padres, a donde habían ido en avión ese día para pasar la última semana de sus vacaciones de verano.
De repente, escuchó a su madre gritar: “Están entrando,” ella gritó. “¡Hay gente en el techo!”
Jose Carlos supo instantáneamente lo que estaba ocurriendo. Recordó el año 2003, cuando hombres armados entraron a su casa y tomaron como rehén a la familia.
Él colgó el teléfono, llamó a su esposa y le indicó que debía esconder a los niños en el armario; la policía estaba a punto de irrumpir en la casa. Pocos minutos después su esposa le mandó fotos de hombres y mujeres armados con uniformes de la Fuerzas Especiales de la Policía dentro de la casa.
“Me di cuenta de la situación en tiempo real,” dijo a Capital News Service en una entrevista por Zoom. “Les quitaron los celulares, pero recibí las fotos y las compartí por Twitter en seguida. Lo que pasó se convirtió en una historia grande en las noticias internacionales, y eso no se lo esperaban.”
Los oficiales retuvieron a la familia por seis horas antes de arrestar a su padre, dijo Jose Carlos. Los oficiales acusaron a su padre de lavado de dinero, chantaje y tráfico de influencias.
Casi un año después de su arresto, José Rubén Zamora, 67, fue condenado por lavado de dinero relacionado a un depósito de 30.000 dólares que él dijo que fue una donación anónima a su diario de investigación llamado El Periódico. Zamora ha estado preso desde entonces.
Organizaciones internacionales que luchan por la libertad de la prensa y los derechos de los periodistas dicen que los oficiales aplican mal la ley para silenciar a Zamora y advertir a otros periodistas en Guatemala.
“Han decidido hacer no solo castigarlo por su trayectoria de denuncia a la corrupción, sin además convertirlo en una advertencia para los periodistas de lo que le puede pasar a quien se vuelve demasiado molestos,” dijo el presidente-electo Bernardo Arévalo, hablando en el Foro Centroamericano de Periodismo el otoño pasado.
Una corte de apelaciones en Guatemala anuló la sentencia de Zamora en octubre pasado, y él ha permanecido en prisión esperando su nuevo juicio, que está programado para el 21 de febrero.
En respuesta a las preguntas de CNS, Nestor Torres, un portavoz de la Embajada de Guatemala en Washington, dijo por correo electrónico que la rama ejecutiva no tiene influencia sobre decisiones judiciales.
DEDICADO A INVESTIGACIONES PROFUNDAS
El Periódico ha sido un pilar del periodismo de investigación en el país desde que Zamora lo fundó en el año 1996.
Edgar Gutierrez, un ex columnista de El Periódico quien vive en exilio en México, le da reconocimiento a Zamora por la modernización del periodismo guatemalteco y el entrenamiento de la nueva generación de periodistas.
“Hay un tipo de periodismo en Guatemala antes y después de José Rubén,” dijo Gutierrez.
Él también enfrentó violencia física e intimidación a causa de su reportaje. En 2003, él y su familia fueron tomados como rehenes por hombres armados por más de dos horas. Cinco años después, Zamora fue secuestrado, golpeado, y abandonado al lado de la carretera.
“Básicamente todo lo que puede hacer un régimen represivo para atacar a periodistas… se ha hecho a su equipo, a él y a su familia,” dijo su hijo.
En 2021 el periódico publicó dos artículos explosivos, uno sobre acusaciones de que las empresas mineras rusas habían sobornado al ex presidente Alejandro Giammattei y otro que describe los presuntos tratos ilegales de la administración para obtener vacunas para el COVID-19.
“Meterlo en la cárcel, fue como un trofeo para todas estas organizaciones de crimen corruptas en Guatemala,” dijo Cindy Espina, ex periodista política para “El Periódico.”
Zamora se ha convertido en un símbolo internacional de la prensa libre a lo largo de su carrera. En noviembre recibió el Premio de la Libertad de Prensa de la organización Reporteros Sin Fronteras.
En mayo, la creciente presión financiera y las investigaciones legales obligaron a El Periódico a cerrar después de 27 años de funcionamiento.
Pero Zamora continúa escribiendo desde prisión, enviando columnas a su hijo, quien las publica en Medium.
UNA DÉCADA DE AGITACIÓN POLÍTICA
Guatemala ha luchado por recuperar la estabilidad política desde el final de la guerra civil en 1996. Una guerra de 36 años, que dejó 200.000 muertos, incluyendo muchos indígenas mayas atacados por las milicias gubernamentales.
Los guatemaltecos vieron progreso por primera vez en décadas cuando la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, la comisión anticorrupción del país apoyada por la ONU, intensificó las investigaciones sobre funcionarios gubernamentales y ejecutivos de empresas. Sus investigaciones llevaron a la renuncia del presidente Otto Pérez Molina en 2015.
Sin embargo, en 2019 el presidente Jimmy Morales cerró la comisión después de que abrieran investigaciones sobre él y su familia.
Por lo menos 86 periodistas, fiscales, jueces y otros que luchan contra la corrupción y promueven los derechos humanos, han sido amenazados o han sido objetivos de acciones legales, según el medio de comunicación digital Agencia Ocote. Muchos huyeron del país y viven en Los Estados Unidos o México.
Los que quedan, toman aún más precauciones. Jody García, una periodista guatemalteca del medio Plaza Pública, dijo que muchas veces duerme en la casa de un amigo o se va de la ciudad después de publicar algo que sabe que no les va a gustar a los oficiales del gobierno.
“He visto muchos colegas saliendo del país, porque son amenazados con ser detenidos,” dijo García. “A veces me pregunto, ¿seré la próxima?”
A menudo llamado la “prisión VIP,” Mariscal Zavala es el hogar de políticos convictos y otros, incluso ex presidente Molina. Ellos pueden salir y entrar a la prisión cuando quieran durante la duración de sus sentencias, incluso se ha reportado que algunos administran negocios y grupos de crimen organizado desde sus celdas de estilo apartamento.
Zamora, sin embargo, no está en una celda VIP. Está encarcelado en una sala de 2,7 por 2,7 metros en un cuartel militar convertido en una prisión que queda al borde de la Ciudad de Guatemala, dijo su hijo. Todo lo que tiene son libros, un cuaderno y un lapicero en su celda.
El ha pasado 23 horas por día en confinamiento solitario la mayoría de su tiempo en prisión. Según artículos recientes de Le Monde y el Columbia Journalism Review el mes pasado, el rechazó una oportunidad para moverse a la sección VIP de la prisión, en cambio, pidió mejores condiciones de trabajo para los guardias de la prisión.
El director de la oficina latinoamericana de Reporteros Sin Fronteras, Arturo Romeo, visitó Zamora a principios de este mes y notó que la celda de Zamora había tenido algunas mejoras desde que Arévalo asumió la presidencia. Después de un año y medio, la celda ahora tiene luces y un calentador.
Su hijo dice que Zamora ha sufrido mucho acoso durante su tiempo en prisión. Golpes en el techo y redadas sorpresas a su celda en medio de la noche con perros. Muchas veces lo mantuvieron despierto antes de audiencias judiciales importantes. “Esto es guerra psicológica,” dijo.
Aunque está permitido recibir a los visitantes, la familia de Zamora escapó a los Estados Unidos después de su arresto por su propia protección.
UN PRESIDENTE NUEVO
En una inesperada victoria el verano pasado, los guatemaltecos eligieron Arévalo, un candidato izquierdista que ha luchado contra la corrupción. Los observadores electorales determinaron que la elección fue libre y justa. Sin embargo, oficiales del gobierno, incluso el fiscal general, iniciaron investigaciones contra Arévalo las cuales él calificó como un “golpe de Estado a cámara lenta” para prevenir su asunción a la presidencia.
Estas acciones resultaron en muchas críticas internacionales y meses de protestas en Guatemala y fuera del país, exigiendo la renunciación del fiscal general y otros oficiales.
Arévalo asumió la presidencia el 15 de enero, algo que mucha gente temió que no iba a pasar después de meses de esfuerzos de la fiscal general Consuelo Porras y otros oficiales para prevenir que él ocupara el cargo.
La familia de Zamora espera que él reciba un juicio justo y que él tenga la oportunidad de presentar evidencia de su inocencia bajo esta nueva administración.
“Él está de buen humor y espera con esperanza lo que viene,” dijo su hijo en un correo electrónico. “Si su nuevo juicio es con jueces imparciales que se decidan según la ley, todos sabremos que él será absuelto.”
Traducido por Caitlin Kelley, Daniel Gerland, Javier Jara y Gerardo Díaz.